Testimonios Somatic Experiencing®

Sandra Isella
Psicóloga Clínica
Después de muchos años de hacer otros tipos de terapia, notaba que sentía malestares que se repetían y me seguían abrumando… necesitaba una terapia adonde no necesitara relatar nuevamente ciertos episodios dolorosos de mi vida… buscaba algo diferente. En SE, rápidamente comencé a sentir los resultados del proceso: mayor sentimiento de seguridad, de soportar mejor la vida, voy recuperando mi fuerza vital y mi capacidad de movimiento…
Me llamo Sandra Isella, me dedico a la Psicología Clínica y llegué a Somatic Experiencing por recomendación de una amiga que había hecho la formación en Huelva.
Después de muchos años de hacer otros tipos de terapia notaba que sentía malestares que se repetían y me seguían abrumando. Por otro lado necesitaba una terapia adonde no necesitara relatar nuevamente ciertos episodios dolorosos de mi vida, porque era algo que ya había hecho muchas veces. Buscaba algo diferente. Con esa motivación me he dispuesto lo mejor que he podido a trabajar y he encontrado en las sesiones con Fuensanta más de lo que buscaba.
Su cuidado y respeto exquisito generan una sensación de seguridad y confianza que permite ir en la medida que cada uno lo tolere, explorando primero los soportes de donde nos cogemos para afirmarnos en la vida, para luego desde allí adentrarnos en aquellos espacios más oscuros del alma, vislumbrando siempre la salida y sobre todo, pudiendo cada vez elegir los caminos a transitar, guiados por esa sabiduría que guarda nuestro cuerpo, infatigable compañero.
Rápidamente comencé a sentir los resultados del proceso: mayor sentimiento de seguridad, de soportar mejor la vida, voy recuperando mi fuerza vital y mi capacidad de movimiento, me oriento mejor ante las situaciones que tengo que resolver, tolero mejor una amplia gama de emociones y me siento en general más centrada y con más capacidad de disfrutar. Lo que más me gusta es la forma de trabajo, desde las sensaciones y emociones pendulando en los extremos hasta poder recorrer los puntos medios, y las amplias condiciones de seguridad en las esto se realiza.
Es una inversión en la salud mental, en tratamiento y prevención.Recomiendo ampliamente a Fuensanta por su calidez, cuidado, fuerza, dedicación, capacidad de acompañar y apoyar tanto como terapeuta de Somatic, como también por su gran cualidad como Didacta.

MM
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Lo que más me sorprendió de la terapia somática en sus primeras sesiones fue descubrir que yo podía defenderme. Me di cuenta de repente que me habia pasado 35 años renunciando a algo tan básico como es defenderse, protegerse.
Hace tiempo alguien me dijo: «parece que vas por la vida sin protección, como muy expuesta»
Por que habría yo de protegerme? Y de qué?
Con la terapia somática me di cuenta de que yo vivía con una continua sensación de amenaza. La cantidad de cosas que me alteraban a lo largo del dia… sobretodo de las relaciones personales. Una conversación agresiva, una forma de manipulación sutil, una distancia invasiva por parte de alguien….
Yo era de las que aguantaba a esas personas por no hacerles un feo. No podía defenderme o irme, porque si lo hacía lo identificaba con soberbia.
En terapia, era curioso observar que la parte más primitiva de mí quería comprobar mis recursos defensivos. Era lo que realmente necesitaba, físicamente. Durante esas primeras sesiones me daba una alegría enorme practicar dar una patada, o poner la mano en señal de stop, tambien sentía que mi cuello quería echarse hacia atrás, mientras recordaba una conversación con alguién desagradable.
Es posible que nunca llegue a dar una patada a alguién que me hable de forma agresiva, pero entendí la importancia de escuchar esa necesidad física, de integrar esa posibilidad, en caso de emergencia. Recuperar la capacidad de defenderme me dió una mezcla de fuerza y de alegría inesperadas.
OTRA REFLEXION:
La importancia de la distancia fisica….Algo que me he planteado a partir de la terapia somática
Cual es la distancia fisica a la que me siento cómoda cuando hablo con alguien?
Que ocurre si permito que alguién se acerque más de lo que a mi me hace sentir cómoda?
Por qué sé que ya no estoy cómoda si el acercamiento es excesivo?
El indicador físico es maravilloso, nunca miente! Temblores, mi caja torácica reduce su movimiento limitando la respiración, mi estómago se queda como constreñido, mis hombros se quedan fijos…
Yo puedo decir «estoy bien», pero mi cuerpo nunca miente….
También puedo decir «que exagerada, no es para tanto». Pero lo mejor de todo es que es algo biológico, no hace falta cambiarlo. Que alivio

Yolanda García
Empresaria, sector sociosanitario
Desde hace tiempo yo ya estaba inmersa en un proceso de trabajo personal y me encontraba un poco “atascada”. Necesitaba desbloquear algunos aspectos que no sabía cómo trabajar y que se manifestaban en modo de contracturas y bloqueos de articulaciones y rangos de movilidad.
Es muy difícil conseguir que los avatares de nuestro día a día no nos afecten y a mí me afectaban demasiado; no podía mantener mi equilibrio mientras acontecían sucedidos a mi alrededor y esto me afectaba somatizando físicamente en mi sistema músculo-articular.
Es muy difícil conseguir que los avatares de nuestro día a día no nos afecten y a mí me afectaban demasiado; no podía mantener mi equilibrio mientras acontecían sucedidos a mi alrededor y esto me
afectaba somatizando físicamente en mi sistema musculo-articular. Encontré a Fuensanta a través de otro profesional que me derivó a ella.
Comenzamos con tres sesiones de Somatic Experiencing y solo tres fueron las necesarias para ir eliminando los bloqueos emocionales que, a su vez, provocaban los físicos. Esta fue la base para realizar, a continuación, el proceso de Rolfing.
Ambas terapias me han ayudado a relajar el cuerpo de forma que todo el bloqueo acumulado durante muchos años, se ha ido eliminando y, sobre todo, haciendo que mi cuerpo no siga reaccionando de la misma manera ante los eventos diarios.
Ahora me resulta mucho más fácil gestionar mis reacciones ante todo lo que viene de fuera porque mi nivel del sistema nervioso está
mucho más normalizado. Para mí esta terapias han supuesto la llave para conocer como responder ante los estímulos externos y, por tanto, como volver a la normalidad tras cualquier agresión externa (un mal gesto, una mala experiencia, un enfado, algo
que no sale bien, etc, etc) de todas las que tenemos en nuestro día a día.
Soy deportista y en esto también ha habido un antes y un después: ahora tengo mucho más rango de movilidad en ejercicios gimnásticos, más fuerza, mas flexibilidad y mi recuperación es más rápida sin quedarme “enganchada” a las contracturas.
Ha merecido la pena la inversión. Creo que es una terapia que todos deberíamos hacer aunque no es milagroso; requiere de un trabajo personal y de complementarlo con otras actividades y/o terapias que ayuden a que sus resultados se mantengan y sus efectos no desaparezcan.